Los niños obesos tienen tendencia a seguir siéndolo en la edad adulta.
Aumentan las probabilidades de padecer a edades cada vez más tempranas enfermedades cardiovasculares, diabetes, trastornos nutricionales, trastornos del aparato locomotor, ciertos tipos de cáncer, problemas psicológicos...
Las causas de ésta epidemia mundial vienen dadas por la escased de actividad física y el aumento de un modelo de alimentación en la que prevalecen los azúcares y grasas saturadas, habiendo una disminución de la ingesta de vitaminas y minerales, tan necesarios para una buena salud.
Para comenzar a paliar el problema podríamos comenzar con:
- Aumentar el consumo de frutas y hortalizas, legumbres, cereales integrales y frutos secos.
- Reducir la ingesta total de grasas saturadas sustituyéndolas por insaturadas.
- Reducir la ingesta de azúcares.
- Realizar durante 60 minutos diarios actividad física de intensidad moderada o intensa adecuada a nuestras necesidades y que conste de actividades diversas. Para el control del peso puede ser necesaria una mayor actividad física.
Hemos de tener extremo cuidado al hacer que nuestros hijos pierdan peso. Una mala decisión a la hora de llevarlo a cabo puede hacer que nuestros hijos puedan tener algún problema de salud durante el proceso.
Su dieta ha de ser sana y equilibrada, ya que de lo contrario podemos llevar a nuestros hijo a tener carencias nutricionales que afecten a su desarrollo. Si no sabes como llevarlo a cabo acude a un buen profesional que os guíe durante el proceso.
Si quieres que tus hijos crezcan sanos comienza con estas sencillas pautas y su salud te lo agradecerá.
Un sencillo cambio de hábitos hará que por ejemplo un simple resfriado apenas les afecte. Su salud está en tus manos.