Trabajar la propiocepción es fundamental para:
Prevenir lesiones. Ser capaz de detectar a tiempo un cambio en la posición de la articulación hace que podamos reaccionar a tiempo ante ese cambio corrigiendo la postura, así evitaremos caidas, lesiones...
Una buena rehabilitación tras haber sufrido una lesión. Al producirse un daño, las estructuras afectadas pierden conciencia de su posición, siendo necesario para finalizar el proceso de curación, reeducar la sensibilidad de la zona dañada. Si ésta no se recupera correctamente, la información que llega es menor que antes de la lesión por lo que aumenta el riesgo de que ésta vuelva a repetirse.
Mejorar el rendimiento. Una mayor conciencia optimizará el ejercicio evitando movimientos innecesarios, aumentará la capacidad de reacción, el control y el equilibrio.
Mejorar aspectos tales como: fuerza, flexibilidad y coordinación entre otros.